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DEL CD EXITOS DE DOS EN DOS! TODOS SUS SINGLES PARA DISCOS EMI

5 de enero de 2022 - Reportajes

 DEL CD EXITOS DE DOS EN DOS! TODOS SUS SINGLES PARA DISCOS EMI (1973-1979) 

ESPAÑA(1998)

Son las once de una mañana de mediados de diciembre. Se acerca la Navidad. Los estudiantes están de vacaciones, las amas de casa preparan la compra para las fiestas, los funcionarios disfrutan de su hora del café… Y se supone que una estrella del pop de los setenta debe estar recién levantado, despachándose un copioso desayuno en su chalé de las afueras de Madrid mientras hojea una revista del corazón. Pero no, Miguel Gallardo está muy ocupado. Me lo deja claro cuando le llamo por teléfono para pedirle que me comente algunos aspectos de su biografía. En un tono muy educado, propone retrasar la entrevista.

«Estoy ahora mismo trabajando en la grabación de un disco para otro artista, y tengo que estar muy concentrado en eso. Si no te importa, dentro de un par de semanas…»

Genial… ¡Un par de semanas! No hay inconveniente, sólo que el equipo de Ramalama tendrá tiempo para buscarme y arrancarme la piel a tiras por no haber presentado el texto a tiempo. Busco un buen argumento para contraatacar.

«Sólo quiero escuchar en primera persona algunos aspectos de tu biografía. Nos llevará veinte minutos».

«¿Veinte minutos? Entonces vamos a hacerlo ahora. Tú pregunta y yo te contesto».

No puede perder el tiempo. Lejos de ser una vieja gloria del pop, Miguel Gallardo es hoy un solicitado productor y compositor en pleno rendimiento. En unos estudios madrileños, Gallardo está supervisando la grabación de Alfredo y Bruno. Al mismo tiempo, está coordinando la grabación en Italia del disco de presentación de una cantante llamada Ángela Muro. Y por si eso fuera poco, está componiendo material para el nuevo álbum de Azúcar Moreno, dúo con el que ha conseguido uno de sus mayores éxitos profesionales: su tema «Sólo se vive una vez», incluido en el disco «Esclava de tu piel», vendió un millón de ejemplares en todo el mundo y se convirtió en la canción del verano de 1996.

Miguel Gallardo está viviendo a tope esta segunda etapa de su carrera. En los setenta, el cantante y compositor granadino fue uno de los solistas melódicos más aclamados de España. Su habilidad a la hora de crear melodías, unida a una sólida base musical rockera y a una imagen arrebatadora, hicieron de él una figura con la que muy pocos pudieron competir. Entre 1975 y 1985, nueve de sus singles fueron disco de oro en España y una docena de países de habla hispana. En ese mismo periodo, cuatro álbumes alcanzaron el estatus de disco de platino en el mercado latino de Estados Unidos, en Colombia y en Ecuador. A partir de mediados de los ochenta, Gallardo intensificó su actividad en los países sudamericanos, a la vez que se graduaba como uno de los grandes expertos en las técnicas de grabación del mundo latino. Aunque para el gran público haya podido pasar desapercibido, Miguel Gallardo personifica a la perfección la frase tópica de «uno de nuestros cantantes más internacionales».

Crecido en el seno de una clásica familia de emigrantes andaluces trasladó con su familia a vivir a Barcelona. El contraste entre la rectitud que le imponía su padre y la vanguardia que el joven Miguel tenía al alcance de la mano en la Ciudad Condal, marcaron desde un principio su personalidad. Por un lado, la influencia paterna le obligó a matricularse en el Conservatorio de Música de Barcelona (donde estudió tres años de solfeo y dos de guitarra y piano); por otro, con unos amigos del barrio formó su propio grupo, los Kifers, mientras entraba en contacto con la música de los Beatles, Elton John, Black Sabbath, Led Zeppelin, el soul… Por supuesto, esto lo hacía en secreto, sin que sus padres se enteraran, ya que para ellos dedicarse a la música equivalía a «perder el tiempo».

Gallardo, estudiante de Ingeniería Técnica en la Universidad de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), opta por abandonar por un tiempo los escenarios y encerrarse en su habitación a clavar los codos y (sobre todo) a componer. Sus primeras canciones van a parar a la compañía Música del Sur, lo que le permite conocer a los Sirex, Tony Ronald, Dyango… Algunos de ellos grabarán sus canciones.

Pero Miguel Gallardo no podía pasar más tiempo en el lado oscuro de la música. Su transformación en intérprete era predecible, pero llegaría de un modo casual. Un día, mientras estaba grabando con uno de esos artistas, apareció en el estudio un director artístico de una compañía. «Me oyó cantar, y me dijo, ‘¿Cómo es que tú no te dedicas a cantar como solista?’ A los pocos días tenía una oferta formal para grabar un single», recuerda.

«Billy Boom» fue ese single. Con una salvedad: no apareció firmado como Miguel Gallardo, sino como Eddy Gallardo, algo que sentó al cantante como una patada en el culo.

Miguel, que por entonces estaba haciendo la mili, se enteró de su nuevo bautizo cuando el disco ya estaba en las tiendas. Ya no había solución, pero quiso dejar las cosas en su sitio. Fue a las oficinas de su discográfica dispuesto a convencer a los directivos de que su nombre artístico debía ser José Miguel Gallardo Vera. «A mí me gustaba que las cosas se hicieran bien, con seriedad, y por eso pedí firmar los discos con mi nombre completo», comenta ahora. «Recuerdo que un ejecutivo del sello se echó a reír y me dijo, «Entonces todos los discos van a tener que ser dobles, para que quepa».

Después de obviar el «José» y el «Vera», Miguel Gallardo lanzó su primer single: «Bajo la lluvia». Publicado en el verano de 1974, algunos creyeron ver una estrategia comercial en el hecho de dedicar una canción a la lluvia en pleno agosto (la letra decía, «Mil lágrimas son, caen en la ciudad / surgen del cielo como la verdad / y me pregunto quién podrá pensar / en mi camino nunca lloverá»). Para otros, era un rechazo a las canciones del verano. En general, todo el mundo percibió la imagen de Miguel Gallardo como alguien diferente, alguien que nadaba a contracorriente. El mismo lo decía en las entrevistas: «Ha habido un tiempo, que creo que por suerte está en declive, en el que se hacían canciones como churros. Ha habido y todavía hay muchos churros en la música. Entonces, cuando [los aficionados] ven algo que puede ser sincero, quizá sea otra forma de lo comercial. Y es una forma que me apetece mucho más», declaraba a la revista Mundo Joven a las pocas semanas de publicar «Bajo la lluvia».

Al éxito local de este primer single le sucedió la repercusión nacional de «Recordando a Glenn». La canción suena en los 40 Miguel Gallardo tiene que viajar por toda España de promoción. El tema estaba dedicado a su padre, ferviente admirador de Glenn Miller, a pesar de que había intentado por todos los medios que su hijo tuviera una profesión «respetable».

A partir de ese momento, su carrera se dispara. Sus tres singles «Quédate», «Hoy tengo ganas de ti» y «Otro ocupa mi lugar» van allegar al número uno de las listas españolas. El primero de ellos estaba basado en el poema de Pablo Neruda «Farewell». Su éxito le permite editar su primer elepé («Autorretrato») y se convierte en el primer artista español distribuido por el prestigioso sello EMI-Harvest. Después llegaría su tema más recordado.

«Tras el primer número uno, me asuste», admite 20 años después.

«Pasas de ser un desconocido a que la gente se agolpe a la puerta de tu casa. Sentía miedo al fracaso». En busca de intimidad y de inspiración, Miguel se encierra en el despacho de su mánager, donde tenía un cuarto con un piano. «No vengas en una semana que me tiene que salir un número uno», le dice. Pero no salía. «Basta que busques premeditadamente algo para que no lo encuentres. No me gustaba nada de lo que componía. Entonces, un día me llamó una ex que había significado mucho para mí. Estuve hablando un buen rato con ella, y cuando colgué, tenía dentro de mí un sentimiento que cobró forma de canción. Así nació Hoy tengo ganas de ti»

«Hoy tengo ganas de ti» alcanzaría unas cifras de ventas de más de un millón y medio de ejemplares en todo el mundo, y de ella se grabarían versiones en francés, inglés, portugués, chino, finlandés y griego. El paso del tiempo no ha hecho mella en el tema: dos décadas después de su edición original, la canción ha vuelto a los primeros puestos de las listas en la versión de Azúcar Moreno.

Tras «Otro ocupa mi lugar», número uno en 1977, se suceden más éxitos: «Desnúdate», «Saldré a buscar al amor», «Gorrión», «Por un poco de ti», «Y apago la luz»… En plena efervescencia del fenómeno fans, Miguel Gallardo era uno de los ídolos favoritos del público, rivalizando con otro gran cantante y compositor. «Se puede decir que Camilo Sesto era ídolo de Madrid y yo lo era de Barcelona. El había empezado antes que yo, así que se puede decir que fui un poco su sucesor».

Hoy, Miguel Gallardo no ha abandonado su carrera de intérprete (en 1989 públicó el celebrado «América», que le valió una nominación a los premios Grammy y un premio de la Asociación de Críticos del Espectáculo de Nueva York al mejor cantante latino; su último disco es «1+1=3», de 1991), aunque el 50 por ciento de su actividad lo dedica a su doble faceta de compositor-productor.

Miguel se replanteó su trayectoria a principios de los ochenta, coincidiendo con el asalto a las listas de ventas por parte de los grupos de la nueva ola como Alaska y Los Pegamoides, Gabinete Caligari o Nacha Pop. A pesar de que sus orígenes estaban en el rock, el cantante granadino era para el público un «cantante melódico», algo que en esos días de revolución musical era sinónimo de algo del «pasado». Tras firmar un nuevo contrato con Ariola (y posteriormente, con RCA), Miguel Gallardo se traslada a Miami, y una vez allí empieza a relacionarse con el gremio de músicos y productores norteamericanos. de la mano de Michael Landau (reputado guitarrista de sesión), KC Porter (productor), y otras luminarias del rock americano, descubre el mundo de los estudios de grabación. Poco después, Gallardo firma un contrato con PolyGram internacional, que le brindará la oportunidad de trabajar como productor en Londres, con gente de la talla de Chris White (Dire Straits), Phil Manzanera (Roxy Music), Jerry Hey (del equipo de producción de Michael Jackson) y una serie de músicos y productores de primera fila mundial.

Lo aprendido en estos últimos años tiene la culpa de que hoy esté tan ocupado. En la lista de artista que le han pedido canciones recientemente figuran nombres como Ana Belén, Ana Torroja, Enrique Iglesias, Greta y Los Garbo… Ha creado su propia compañía editorial y productora, dedicada a buscar y lanzar nuevos valores, aunque no descarta en un futuro lanzar un nuevo disco propio. Entre tanta actividad, no hay espacio para la nostalgia.

«No quiero salir en los programas de televisión dedicados a la nostalgia», asegura con voz suave pero firme. «No quiero vivir del pasado. Me niego a grabar una y otra vez mis viejas canciones, quiero dejarlas como están. No creo en la nostalgia»…

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